En una silla de sofá como la Børge Mogensen 2231 se le puede perdonar por sentirse ligeramente caprichoso. Por un lado, te sientes tan cómodo que te apetece acercarte a tu pareja y saborear el momento.
Por otro lado, los reposabrazos son increíblemente relajantes y ofrecen un apoyo que te hace sentir como si estuvieras estirado en todo el sofá - ¡olvida a tu pareja! Independientemente de dónde decida sentarse, se sentirá abrumado por una sensación de calma de la que muy pocos se quejarían.
La silla 1962 de Børge Mogensen es un mueble atemporal, discreto e indispensable que le mimará.