En una silla de sofá como la Børge Mogensen 2231 se le puede perdonar por sentirse ligeramente caprichoso. Por un lado, te sientes tan cómodo que te apetece acercarte a tu pareja y saborear el momento.
Por otro lado, los reposabrazos son increíblemente relajantes y ofrecen un apoyo que te hace sentir como si estuvieras estirado en todo el sofá - ¡olvida a tu pareja! Independientemente de dónde decida sentarse, se sentirá abrumado por una sensación de calma de la que muy pocos se quejarían.
La silla 1962 de Børge Mogensen es un mueble atemporal, discreto e indispensable que le mimará.
En una silla de sofá como la Børge Mogensen 2231 se le puede perdonar por sentirse ligeramente caprichoso. Por un lado, te sientes tan cómodo que te apetece acercarte a tu pareja y saborear el momento.
Por otro lado, los reposabrazos son increíblemente relajantes y ofrecen un apoyo que te hace sentir como si estuvieras estirado en todo el sofá - ¡olvida a tu pareja! Independientemente de dónde decida sentarse, se sentirá abrumado por una sensación de calma de la que muy pocos se quejarían.
La silla 1962 de Børge Mogensen es un mueble atemporal, discreto e indispensable que le mimará.
Limpie los muebles con la aspiradora, asegúrese de usar el accesorio de cepillo suave (el cuero se raya fácilmente). Siempre mueva los muebles por medio de un elevador. Arrastrar o empujar puede dañar las fijaciones y afectar a la estabilidad.
Nacido en Aalborg en 1914, Børge Mogensen desempeñó un papel intrínseco al llevar el diseño danés a la vanguardia de la conciencia internacional. Junto con colegas como Arne Jacobsen y Hans Wegner, Mogensen creó un nuevo respeto internacional por el diseño de muebles daneses.
Los diseños simples y funcionales de Mogensen han gozado de una demanda mundial durante más de medio siglo. El tiempo que pasó como ebanista generó un respeto por los valores del diseño tradicional, sin embargo, el danés incorporó sutilmente la visión y los estilos modernistas para forjar una mezcla de firma popular. Estaba muy motivado por la funcionalidad y le encantaba la interacción entre sus piezas y sus usuarios. Esto fue vital para Mogensen y es evidente a lo largo de su trabajo.
Expuesto en numerosos museos y galerías de todo el mundo, el punto culminante de la carrera de Mogensen fue el título de Diseñador Real Honorario de la Industria en Londres en 1972.